Sus dedos, manchados de tinta, recorrían el papel, veloces como un rayo, buscando la información como un zorro sigue a su presa. Tenía que encontrarlo, tenía que encontrar al causante de sus pesadillas; al que le impedía encontrar paz a lo largo del día; el que no le dejaba dormir. Buscó, buscó, y siguió buscando. Pero algo se le escapaba. Necesitaba una pista, algo que lo condujera a su objetivo. Miles de hojas se alzaban ante el, formando innumerables columnas de papel que luchaban contra la gravedad por no caer. Imágenes, periódicos, textos... Había de todo menos una pista. Y él solo buscaba su nombre. Un nombre entre millones de palabras. Una de mota polvo en el universo. Por supuesto que no lo encontró. No existían los días de suerte. Y si exisitían, no en su vida. Siguió buscando, y nunca paró.
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< Una mirada, el cruze de unos ojos con otros, por muy breve que sea, es algo excepcional >.
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En mi libreta parece más largo... xD
ResponderEliminarOstia como moola!
ResponderEliminarY lo del final me encanta, que lo dijeron en el baile ^^ (Alan)
muy bueno, el mejor sin duda
ResponderEliminarA mi no me parece para tanto... Lo que pasa esque tu estás acostumbrado a escribir rayadas! <3
ResponderEliminaracaso has leido mis primeras entradas?
ResponderEliminarno solo escribo rayadas